“Entrevista
Marketing de Obras”
Buenos Aires es una ciudad con grandes oportunidades de desarrollo
El arquitecto Diego Boyadjian opina que cada edificio tiene la oportunidad de ”aportar algo superador a la ciudad existente”. Además, en esta nota repasa su carrera y analiza el quehacer profesional
Conoció la profesión de niño, gracias a su padre que también es arquitecto. “Recuerdo que solía tener una inquietud por los espacios interiores de gran amplitud y cómo variaba la percepción al recorrerlo. Creo que eso me llevó a despertar un interés por la arquitectura”, rememora Diego Boyadjian, quien se graduó en la UBA hace ya más de 20 años.
Haber cursado los cinco años de Diseño en la cátedra de Solsona definió su línea proyectual. “La misma que tengo hoy”, agrega. Una vez recibido, se unió como docente al equipo de esta cátedra. “La actividad académica resultó ser la formación más importante que tuve: aprendí más enseñando que como estudiante”.
También sus profesores fueron quienes primero lo emplearon. Para ellos hizo concursos y luego, obras. “Mi primer encargo fue un local comercial. Tuve que convertir el garaje de una casa en Palermo en una tienda de ropa. Cuando leí el listado de necesidades, me pregunté cómo haría para resolver todo en un espacio de 3 x 6 metros”, describe. Luego, pasó por varios estudios hasta que en 2000 se independizó. Entre 2006 y 2014 estuvo asociado a los arquitectos Hernán de los Heros y Hernán Ferrero. Finalmente, en 2014 estableció el estudio que lleva su nombre.
Diego Boyadjian se dedica, principalmente a proyectos residenciales y de oficinas de mediana escala. “Actualmente, estamos trabajando en varios proyectos que van desde 1.000 m2 a 10.000 m2, en CABA. Cada uno con sus particularidades morfológicas derivadas de las distintas situaciones urbanas de cada implantación. Solemos discutir mucho la relación de los edificios con la ciudad existente y qué podemos ofrecer al entorno consolidado y a la forma de habitar por pequeño que sea ese aporte”, comenta.
Entre sus principales obras menciona el edificio corporativo de Catalinas (un edificio de 15.000 m2, en Alem y Tres Sargentos, en sociedad con el Arq. James Donaldson), Campus Vista Pilar (obra principalmente residencial de 17.000m2) y recientemente terminaron un edificio de viviendas de 4.000 m2 en Belgrano.
“Algún edificio cultural o institucional de mediana escala o un proyecto de usos mixtos que aporte algo superador a la ciudad desde su función” es lo que quisiera hacer y aún no hizo. “Creo que los arquitectos podemos generar buena arquitectura no solo con formas y espacio sino también con propuestas programáticas inteligentes. Me atraen los proyectos que diluyen los límites entre la vereda y la planta baja generando una situación urbana interesante”, concluye.
Buenos Aires: es una ciudad con grandes oportunidades de desarrollo, por su patrimonio construido y su situación coyuntural dentro de América latina. Creo que es difícil tratar de pensarla de forma homogénea. Debido a su variedad, hay que analizar cada zona y aplicar reglamentaciones particularizadas para conservar algunas áreas, transformar o desarrollar otras.
Veo gran potencial en áreas céntricas con buena infraestructura pero con un conjunto edificado algo obsoleto, la renovación e incentivo a la construcción me parece esencial para reimpulsarlas y así potenciar el desarrollo urbano de la ciudad.
El quehacer profesional:
En lo referido al ejercicio profesional, creo que en algunos casos recaen sobre el director de obra responsabilidades sobre decisiones que toman otras personas que también participan del proceso de construcción. Me parecería más adecuado reasignar esas responsabilidades.
Por otra parte, sigue siendo un tema pendiente el contar con un arancel profesional actualizado reconocido legalmente, tal vez sería posible evaluar si el cálculo de los honorarios debe seguir estando vinculado al costo de obra cuando en algunos casos ese es un dato que los arquitectos no tenemos de forma directa o su variación no afecta nuestro trabajo.
La relación docencia/trabajo como arquitecto:
Ambas deben vincularse pero sin acercarse demasiado. Las prácticas académicas deben conservar su aspecto experimental y las prácticas profesionales, su rol más ejecutivo. Creo que definir cuáles son los puntos de conexión entre sí es la esencia del éxito de un plan de estudios.