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Una arquitectura que se integre a una ciudad en evolución

24.11.20 | En una entrevista con Áreas Globales, el arquitecto Diego Boyadjian, quien fundó en 2014 el estudio Diego Boyadjian Arquitectos, especializándose en proyectos comerciales, residenciales e institucionales de mediana escala, resaltó la importancia de respetar lo existente, pero también proponer algo superador desde el punto de vista urbano, pensando en el entorno más allá de los edificios linderos.

¿Desde el punto de vista académico y considerando que ha participado en diferentes concursos, qué proyectos destacaría y cuál fue el enfoque para encararlos?

 Me resultó interesante el proceso del concurso para la refuncionalización del ex hotel Majestic, hoy sede de la AFIP. Me parece que abordar la intervención de edificios emblemáticos de la ciudad y de carácter patrimonial para reconvertirlos, según las necesidades actuales tiene un gran potencial arquitectónico y a su vez urbano.

Tener la oportunidad de conformar un nuevo conjunto arquitectónico entre lo existente y lo nuevo es una temática que nos permite repensar y potenciar nuestro patrimonio y nuestra ciudad. Creo que intervenir inteligentemente estos edificios les devuelve la relevancia urbana, comercial o cultural que en algún momento tuvieron. Transformarlos, según las necesidades o las ideas proyectuales actuales, puede incluso realzar sus valores originales y descubrir nuevas posibilidades espaciales.

– ¿Y el proyecto para la nueva sede del Correo Argentino?

 Ese fue un proyecto interesante por su complejidad programática. Había

que resolver la convivencia de usos muy diversos en un mismo edificio. Durante el proceso discutimos mucho sobre el valor icónico de un edificio con ese programa y esa localización, es decir si tenía que ser un icono urbano o no y pensamos que no debía serlo, que debía tener cierta sobriedad exterior y generar riqueza espacial tanto en sus espacios interiores como exteriores. Así que proyectamos una gran terraza con distintos niveles que le aportaba una geografía propia y distendida al edificio implantado en un entorno muy dinámico como es la zona de Retiro.

– Por otra parte, en su carácter de profesor en diseño arquitectónico, ha colaborado en la elaboración de los nuevos Códigos de la Ciudad representando a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Bs As. (FADU), ¿qué conceptos rescata de estos Códigos y cuáles son las falencias?

En principio me parece bien que se haya abordado la redacción de nuevos códigos, Buenos Aires mantenía reglamentaciones que no estaban en sintonía con la ciudad que es actualmente. Rescato que se hayan legitimado prácticas urbanas morfológicas que eran consideradas excepciones o

susceptibles de ser interpretadas y se las haya incorporado en el código y así minimizar las discrecionalidades a la hora de aprobar.

También fue importante haber incorporado las nuevas formas de habitar en la ciudad como parte del código, ya sea dimensiones de locales, superficies mínimas de departamentos, mixtura de usos. Me parece que hay muchas realidades habitacionales y permitir la coexistencia de todas es un acierto. Un aspecto aún no resuelto, dado que se trata de un código de concepción morfológica donde los edificios pueden ocupar toda la envolvente permitida en la mayoría de los casos, es pensar cómo promover los vacíos en los proyectos, ya sean estos vacíos privados o vinculados al espacio público como la vereda y así tener alguna alternativa al apilamiento de plantas sin espacios de múltiple altura.

Por otro lado flexibilizar ciertas restricciones en el diseño de los balcones para permitir más libertades proyectuales, ya sean estéticas o de control solar y que, a su vez, den una imagen urbana más variada. Nosotros proyectamos en la ciudad de La Plata, por ejemplo, donde aún en algunos lotes la envolvente máxima es mayor que la superficie total permitida y en esos casos podemos tener más libertad proyectual.

– ¿La idea de una ciudad morfológicamente más compacta se contrapone con la construcción de torres, que se ha restringido a determinadas zonas? Me interesa su opinión sobre todo porque tiene editado un libro junto con el Arq Solsona sobre los Rascacielos. ¿Las torres son las malas de la película?

No creo que se contraponga, debería potenciarse una a la otra. La ciudad de la trama compacta es la ciudad heredada y las intervenciones en altura son un recurso de planificación más actual. La ciudad es una convivencia de lo

existente con lo nuevo, eso le da riqueza y la edificación en altura es una variable urbana que debería enriquecer la ciudad y no destruirla.

Es importante definir dónde y cómo se localizan para que no suceda lo que algunos malos ejemplos generaron. Pero pienso que, incluso en áreas consolidadas, pueden existir edificios que se adapten a la morfología de la ciudad existente, aporten calidad espacial y de usos a la planta baja y que a su vez crezcan en altura. Es un error demonizar a una tipología que es eficiente, flexible y responde a la forma actual de habitar una ciudad como la de Buenos Aires.

– ¿En qué proyectos está trabajando el estudio?  ¿Qué conceptos se incluyen?  

Hoy estamos trabajando en varios proyectos de viviendas y oficinas en Buenos Aires y en casi todos los casos nos encontramos con estas temáticas que nos plantean cómo operar morfológicamente en una ciudad heterogénea, y nos interesa respetar lo existente, pero también proponer algo superador desde el punto de vista urbano, pensando en el entorno más allá de los edificios linderos.

Por ejemplo, en el edificio de Alem y Tres Sargentos en Catalinas tuvimos que estudiar cuáles serían las posibilidades de crecimiento del edificio de la ex cochera presidencial que está cruzando la calle para hacer nuestra propuesta volumétrica y creo que el resultado fue positivo para nuestro edificio y para el entorno. Lo mismo pasó con el proyecto de la calle Suipacha, que está en obra actualmente. El lote está ubicado entre un edificio alto y otro protegido patrimonialmente, pensamos en una volumetría que no sólo le dé respuesta a una medianera expuesta y a un edificio bajo sino que también tenga una lógica formal propia. De alguna manera nuestro proyecto hace de nexo entre estas dos situaciones y esa operación permitió amortizar esa heterogeneidad típica del tejido urbano de la Ciudad de Buenos Aires.